Esta bestia habitaba en el lago de Lerna, cerca de Nauplia. Su forma era la de una serpiente y se escondía debajo del agua. Según el mito de la Hidra de Lerna, en las profundidades del lago estaba ubicada una de las entradas al inframundo y la misión del monstruo era protegerla-
Su padre, Tifón, era un dios que controlaba los huracanes. Se trataba de un monstruo alado, tan alto que llegaba hasta las estrellas. Sus dedos eran cabezas de dragón y en sus muslos había un enjambre de serpientes. Tifón vomitaba fuego y lava. Así mismo, daba lugar a terremotos y huracanes cuando batía sus alas. Se enfrentó a Zeus después de que este derrotó a los titanes. En un combate feroz, le arrancó los tendones al rey del Olimpo. Luego, Hermes los recuperó y se los devolvió a su padre, que esta vez luchó contra Tifón hasta vencerlo.
Su madre era Edquidna, una ninfa aterradora que había nacido de la sangre del cuello de Medusa. Tenía unos atemorizantes ojos negros y cuerpo de serpiente. Concibió varios hijos con Tifón. Entre estos, Cerbero, Quimera, el León de Nemea, el águila de Prometeo y la Cerda de Cromión.
Según el mito de la Hidra de Lerna, este monstruo expedía un halo venenoso. Quien lo aspiraba, moría en el acto. Hera, esposa de Zeus, le impuso a Hércules doce trabajos prácticamente imposibles de lograr. El segundo de ellos era matar al monstruo que, además, estaba asolando los campos y menguando los rebaños.
En su misión, Hércules tuvo la compañía de Yolao, su sobrino. Un fiel compañero al que el héroe le encomendaba la tarea de conducir el carro en el que se desplazaba. Así, ambos llegaron hasta el pantano de Lerna para buscar a la bestia.
Los dos se cubrieron muy bien el rostro para evitar el aliento venenoso de la Hidra. Después, Hércules comenzó a disparar flechas en llamas hacia donde estaba el refugio del terrible monstruo. Su plan era provocarlo para que saliera de las profundidades y así poder enfrentarse a él. Su estrategia tuvo éxito y la espantosa criatura salió de su escondite. Casi logró vencerla.
Dice el mito de la Hidra de Lerna que Hércules tomó su espada y comenzó a cortarle las cabezas al monstruo. Sin embargo, cada vez que le cercenaba una, aparecían otras dos. Así mismo, la bestia se aferró a sus piernas y limitó sus movimientos. Al ver que la Hidra había encontrado un rival a su altura, Hera le envió ayuda. Apareció de pronto un cangrejo gigante, se abalanzó contra Hércules y le mordió los pies. El héroe aplastó al crustáceo; compadecida por su suerte, Hera lo envió al cielo. Desde entonces se convirtió en la constelación de Cáncer. Mientras, Hércules llamó a su sobrino para que le ayudara.
De este modo, mientras Hércules desmembraba con su espada las cabezas del monstruo, Yolao quemaba la herida para cauterizarla y evitar que naciera una nueva. Se cuenta que entre los dos lograron vencer a la criatura, terminando con todas sus cabezas.
Terminada la lucha, el héroe enterró la última cabeza y embebió algunas flechas con la sangre envenenada de la bestia para aumentar su capacidad de daño. Lo más desconcertante es que después se supo que Yolao le había ayudado a Hércules, invalidando con ello el desafío de Hera.
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